12 de agosto de 2008

Voluntariado en San Clemente -Pisco: a un año del terremto

2. "Los famosos bonos de reconstrucción":

Al preguntar este tema, nos contaron que en el distrito de San Clemente, de las 3268 familias afectadas y debidamente registradas por el comité de emergencia y reconstrucción, integrado por representantes de diversas instituciones locales, sólo 914 han recibido este famoso bono del que tanto se habla, que según dice el gobierno consiste en 6000 soles pero que en realidad NO ES ASÍ.

Les dicen que de los 6000 soles, 5400 son para comprar material y 600 en efectivo para la mano de obra. Pero resulta que no les dan esa cantidad, sino que después de varios papeleos les entregan una tarjeta para poder retirar el material –si se los dan- y que las empresas que trabajan con los bonos (ferreterías) con el favor del gobierno, aumentan el 3.5% de los productos (cemento, ladrillos, alambre, clavos) y algunos agregados (hormigón, piedra), reduciéndose el bono de 6000 a 4500 o a veces 4000 soles.

Al mismo tiempo, el Alcalde distrital está haciendo veredas, ya que FORSUR ha dado 6000 bolsas de cemento para esta finalidad, y entonces se dedica a romper las veredas que existen para hacer las nuevas veredas. Nos preguntamos al igual que la población se pregunta, ¿Cómo llamar a esta situación? ¿Qué es lo que se necesita y urge reconstruir para vivir con dignidad? ¿es acaso lo que se informa al país en estos días?, ¿es esto lo que sabemos que ocurre?

3. Apoyo a personas y familias pobres y afectadas:

El apoyo consistía en ayudar a personas y familias, pobres y afectadas por el terremoto, a levantar sus casas de manera mas definitiva, que requieren de ayuda para la tarea de remover escombros, mover desmonte, y abrir zanjas en sus terrenos o lotes, para que puedan luego hacer los cimientos y levantar paredes y techo digno.

El consejo pastoral parroquial escogió a familias damnificadas, personas enfermas, madres solteras, desplazados e inmigrantes, personas que no pueden pagar el jornal de un peón y que están en cierta forma vinculadas a la parroquia.

Cada día teníamos temprano una conversa con el Sr. Fernando Saravia, mas conocido por "Pocho" miembro del çonsejo pastoral parroquial, líder nato de la comunidad, quien todo el tiempo estuvo con nosotros dándonos las orientaciones adecuadas y las indicaciones necesarias y propias del trabajo a realizar y ayudándonos a situarnos en el momento actual.


Recuerdo ahora a la Señora Valeria, de unos 40 años, con cuatro hijas menores, que hace meses sufrió un derrame cerebral y tiene mas de medio cuerpo paralizado, que apenas podía decir algunas palabras para comunicarse, abandonada por su esposo para irse con otra mujer, quien además se llevó consigo el famoso bono dejando en situación de extrema pobreza a Valeria y sus hijas. El comité y la población decidió apoyarla a ella y sus hijas, tanto con la alimentación del comedor popular, como en aliviar su precaria situación, ya que viven en una cuarto de esteras, casi a la intemperie.

Encontramos a Valeria a la entrada de su cuarto-habitación, sentada en su silla de plástico, con sus hijas, se sonrió al vernos, como expresando su alegría y esperanza. Valeria es de un pueblo de Apurímac, que emigró a San Clemente, huyendo del terrorismo y la violencia. Un momento después llegó la Hermana Visitación, Superiora de las Dominicas del Rosario, y al preguntarle cómo estaba y se sentía en este momento balbuceó a media voz lo siguiente: "Padrecito, ni puedo aplaudir para agradecer a los muchachos" y volvió a sonreir con rostro emocionado. Al vernos trabajar, nos convidó una gaseosita, mostrándonos su cariño desde su pobreza.


Quiero también hacer memoria de la Señora Bella Isabel, ya mayor y con años, vive sola, paralítica, sentada en una silla de plástico, le cayó la pared de adobe en el momento del terremoto, se alimenta con lo que le llevan del comedor popular. Sus hijas la han abandonado y aunque viven al lado o cerca, no la atienden ni ayudan. Al lado de su cama y su silla, una ollita, un plato y una taza. Al ver entrar a su cuarto de esteras al grupo de jóvenes se sonrió y saludó con humor y alegría. Al preguntarle quien la cuida, levantó la mirada al cielo y alzó su mano derecha y me dijo: "Diosito, me cuida, padrecito. El no nos abandona. Gracias por venir a construir mi casita. Gracias por venir con esos muchachos".

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