La Pascua Rural en Lari y Madrigal fue una experiencia profunda, realmente una Semana Santa diferente. Vivir la tradición y las costumbres de las comunidades de la zona del Colca, nos trasmite una presencia de Dios vivo que acompaña, día a día, los “gozos y tristezas, alegrías y penas” de nuestros hermanos y hermanas. A tres horas de Arequipa uno puede vivir una semana diferente y tener esa experiencia de Dios que solo la gente sencilla, creyente y devota puede contagiar. La experiencia vivida internamente, a través de las reflexiones, momentos de oración y el diálogo entre todos los participantes, fue el toque que permitió entrar en sintonía con el sentir del Señor en la fe de estas comunidades.
Mi corazón es pobre
Hace 12 años
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