Como parte de los programas de formación de la Pastoral Juvenil de la provincia, un grupo de jóvenes vivimos la experiencia de inserción en el distrito de San Pedro a 8 horas de la ciudad de Chincha a 3450 msnm. Por las mañanas se visitaron las familias del pueblo, que por el frío y las fuertes lluvias de este tiempo tenían dificultades de trasladarse a sus chacras. Por las tardes con un grupo de 63 niños realizamos los talleres de creatividad y arte cuyo tema fue “la comunidad y el terremoto”: cómo todos unidos (familia, escuela, municipio, iglesia, etc.) podían hacer frente a este desastre natural. La alegría propia de los niños y niñas fue la característica especial de estos días. Por las noches, pudimos realizar los 3 talleres (relación padres-hijos, salud e higiene, terremoto) con 25 padres de familia, siendo la convocatoria muy buena. Ya que los víveres no alcanzarían para toda la comunidad, a sugerencia de las madres del pueblo, nos animamos a realizar dos ollas comunes, poniendo a prueba la sazón de los voluntarios.
Asimismo, pudimos, junto con las autoridades del pueblo, trasladar las imágenes de los santos y cruces del templo de San Pedro, que por efectos del sismo tendrá que ser reconstruido, y acondicionar un espacio en el municipio que se ha convertido en la nueva capilla. Alli tuvimos nuestra liturgia participativa de acción de gracias y despedida.
Finalmente, al concluir el día los voluntarios compartimos y reflexionamos sobre esta experiencia que podemos resumir usando una frase de uno de los voluntarios desde su sentir al vivir estos días: “si quien nos trasciende es un ser, es un ser que nos ama en la naturaleza, en la gente, en la manera de salir adelante ante cualquier circunstancia”. Muchas gracias a la comunidad de San Pedro y sus gestos de acogida y cercanía!
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